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Con respecto a Colombia, la reforma constitucional hecha en 1936 determinó la intervención estatal en el sector eléctrico. Después, en 1954, se le dio a las empresas autonomía presupuestal y financiera para que pudiesen contratar créditos avalados por la Nación con la banca multilateral, lo cual tendrá una gran importancia en el progreso del sistema.


En aquel entonces Colombia se traducía en algunos subsistemas aislados que abastecían las principales ciudades, y poco a poco se fue materializando la idea de la interconexión a nivel nacional por medio de una tesis de dos estudiantes de la Universidad Pontifica Bolivariana de Medellín, William Álvarez y Álvaro Villegas,  hasta que 11 años después al estudio de esos pioneros, en 1966, se firmó un acuerdo entre varias firmas. Este consistía en la creación de una empresa que sería la encargada de realizar toda la interconexión a nivel nacional, la cual nació un año más tarde con el nombre de Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), y que tenía como accionistas a todos aquellos que firmaron el acuerdo.


Esta gran empresa se convirtió en un poderoso del sector eléctrico colombiano que mantenía una relación privilegiada con la banca multilateral y con el Gobierno Nacional. Sin embargo, al ver que ISA se estaba convirtiendo en la empresa cuasi-monopolística del país, los empresarios de manifestaros y en 1979 se firmaría el Acuerdo de Cali, el cual les permitía a ellos también la realización de grandes proyectos.


Aunque se lograron llevar a cabo grandes obras eléctricas en el país, no hubo un correcto trato financiero, lo cual llevo a que el 40% de la deuda externa de Colombia proviniese de la expansión eléctrica. De esta forma fue que la Nación fue tomando control accionario sobre ISA.


Luego, en 1992 el territorio nacional sufrió un importante Fenómeno del Niño que dio lugar al racionamiento comprendido entre el 2 de marzo de 1992 y el 1 de abril de 1993. Este desafortunado evento impulsó la creación de las leyes 142 y 143, las cuales buscaban que las empresas estatales se guiaran por la lógica privada y lograran competir al mismo nivel con las empresas privadas a las que se le abría la posibilidad de invertir en el sector de los servicios públicos. Desde entonces, se han vuelto a presentar otros dos Fenómenos del Niño, pero sin embargo no ha afectado el abastecimiento eléctrico del país. Incluso, la oleada de atentados terroristas en contra de la infraestructura eléctrica, que se presentó a principios de la primera década del siglo XXI, no logró interrumpir el suministro a más del 0.4%.







Caso Colombiano.

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